Esclavización en la provincia de Santa Marta según Dolcey Jaramillo
Esclavización en la provincia de Santa Marta según Dolcey Jaramillo
Por: Eliana Toncel
El libro Esclavitud en la provincia de Santa Marta 1791 - 1851 de Dolcey Romero Jaramillo, en su segunda edición representa un trabajo innovador hacia los avances de la historiografía regional debido al esfuerzo que hace por aportar conocimiento y comprensión a la historia de las personas negras de origen africano durante las seis últimas décadas de esclavización. Aún más cuando rompe las cadenas de interés y producción que han rodeado a Cartagena y Popayán por sus protagonistas militares y portuarios durante toda la historia colonial.
La apuesta por ubicar a la Provincia de Santa Marta (que para entonces albergaba extensiones de lo que hoy son departamentos como La Guajira, Cesar y algunos territorios de Norte de Santander), en el espectro histórico de la esclavización es indulgente con la negación sistemática de la significancia africana del Afro-samario y la historia de la presencia negra en el Magdalena.
Como dice Docey Jaramillo, “la provincia samaria, a pesar de haber sido la primera que fundaron los españoles y el primer escenario en que se desarrolló la esclavitud negra en nuestro país, adolece de una investigación sobre ella”, sumado a la barrera para el auto-reconocimiento étnico de los pueblos afrodescendientes: la negación de la etnicidad o de la gente negra, afrocolombiana, raizal o palenquera en los departamentos en donde existen pueblos indígenas. Es por ello que hemos querido organizar una serie de datos que abonen a la ubicación y visibilización de la historia negra, esclavista y abolicionista de Santa Marta a partir de los datos, descubrimientos y aportes tomados del maestro Dolcey Romero Jaramillo y su libro Esclavitud en Santa Marta.
Datos etnohistóricos de Santa Marta entre 1791 – 1851
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En el conjunto de las provincias que constituyeron el Nuevo Reino de Granada, se destaca la de Santa Marta. De singular fisonomía, esta provincia, la primera que fundaron los españoles en nuestro territorio, ocupó entre 1791 y 1851, el espacio territorial de los actuales departamentos del Magdalena y Cesar. No obstante haber sido dotada por la naturaleza de una excelente posición geográfica y de innumerables recursos, la sociedad samaria, de acuerdo con los informes oficiales de la época, siempre se distinguió por haber estado sumida en la pobreza y el atraso económico. El contrabando, las presiones piratas, la escasez de fronteras agrícolas, entre otras razones hicieron que la provincia se mantuviera en crisis y supeditada a Cartagena.
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Según los textos referenciados por el autor La Perla de América, Provincia de Santa Marta de jesuita Antonio Julián y La Floresta de la Santa Iglesia Catedral de la ciudad y Provincia de Santa Marta de José Nicolás de la Rosa, la crisis de la provincia no obedecía a sus cualidades geográficas ni a la desnutrición de sus tierras para el cultivo sino a la ausencia de artífices de la economía; argumentando que la presencia, inversión en personas esclavizadas y su fuerza de trabajo podrían contrarrestar las debilidades y potenciar las rentabilidades.
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La exclusión de Santa Marta dentro de los planes y legislaciones portuarias de la corona determinó que la provincia se sostuviera a través del contrabando ilegal, por lo cual fue bastante difícil establecer asentamientos negreros antes de 1971 fecha en la que se empieza a aplicar la ley de libre comercio, como es el caso del aniquilamiento de un primer asentamiento negro fundado por portugueses en 1903, el cual fue liquidado bajo las órdenes del gobernador de Cartagena.
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Fue entonces en la Provincia de Santa Marta, donde por primera vez se instauró en Colombia la esclavización de hombres negros arrancados de África, que a la postre reemplazarían al indígena o fortalecerían su ya debilitada mano de obra. La presencia inicial de negros esclavizados en la Provincia de Santa Marta, y por ende, en la Nueva Granada, fue un fenómeno que se presentó desde los primeros años de la Conquista. Solo había transcurrido una década después de la fundación de la ciudad de Santa Marta cuando ya se le estaba facultando a Pedro Fernández de Lugo para que hiciera la repartición de tierras a los nuevos pobladores, y para que introdujera a dicha ciudad, sin pagar derechos de introducción hasta cien negros, con la condición de que un tercio de ellos fueran mujeres.
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En este sentido, la función de la persona negra esclavizada fue la de reemplazar o fortalecer la debilitada fuerza de trabajo indígena. Por eso, sin descartar otro tipo de fenómenos creemos que la presencia y esclavización de hombres negros en nuestro territorio estuvo causada esencialmente por motivaciones de tipo económico.
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En 1789 la Corona promueve y pone en marcha una serie de reformas tendientes a reactivar la agricultura a partir del incremento, entre otros elementos, de la mano de obra esclavizada. Con esto, por un lado, flexibiliza la trata de hombres negros permitiendo el libre comercio de esclavos mediante la cual a Santa Marta se le brinda la oportunidad de la introducción directa de esclavizados sin la mediación de Cartagena. Y por el otro, ante la carencia de mano de obra, aprueba el “Código Negro Español” que sin ser un estatuto pletórico de bondades, contenía algunas normas que apuntaban a proteger la fuerza de trabajo esclavizada.
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Ninguna de estas medidas pudo aguantar el resquebrajamiento de la esclavitud que se agudizaría posteriormente con el proceso de independencia y la Ley de Manumisión aprobada por el Congreso de Cúcuta en 1821. Durante la guerra de Independencia, el control sobre la población esclavizados fue casi imposible. Además de las huidas de esclavizados, el aprovechamiento de los mismos y su vinculación a la guerra, se incrementó el contrabando de esclavos en vía contraria. Por Santa Marta salieron en este período esclavos ilícitamente hacia el Caribe.
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El número de esclavos de la Provincia de Santa Marta nunca representó más del 10% del total de su población. Según el censo de 1778, época en que los esclavos alcanzaron su máxima representación en el conjunto de la población samaria, esta fue del 9,98%. En el censo republicano de 1825 había descendido al 3,64%, y en el de 1851 al 0,87%. Estas cifras no nos pueden llamar a engaños. Si bien los esclavos samarios solo representaron un pequeño grupo al interior de la población, sobre ellos recayó una parte esencial de la actividad económica del período Colonial y Republicano. Esta importancia justiciaba el clamor de los gobernantes en las distintas épocas para que su presencia aumentara, pues suponía que solo su accionar laboral podía sacar adelante y fortalecer la agricultura.
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Como esclavizados o como libres estuvieron presentes en las labores de las haciendas, los hatos, en la boga, en la manufactura, en la construcción, en el servicio doméstico, etc. Si bien Santa Marta no se constituyó en una sociedad típicamente esclavista, en ella se presentaron todos los ingredientes inherentes a unas relaciones sociales determinadas por la dialéctica del amo y del esclavo.
Transacciones y números de esclavos
Fuente: Tomado de Esclavitud en Santa Marta- 1791 – 1851 de 2009
Referencias bibliográficas
Romero Jaramillo, D. (1997). Esclavitud en la provincia de Santa Marta 1791-1851. Santa Marta: Instituto de Cultura y Turismo del Magdalena.