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Foto tomada en San Basilio de Palenque

Benkos Biohó: la libertad que siempre ha sido nuestra

Nació en la región de Biohó, al occidente de África, secuestrado cruzó el horizonte  por el océano atlántico, y cuando estuvo del otro lado, atado, lejos, viendo como  barcos venían e iban, desembarcando cuerpos negros iguales, miro a sus adentros, y  recordó. Recordó el sol naciente asomándose en su aldea, pensó en el camino lleno  de malezas bañadas por el rocío de la noche, que lo regresaba a su tribu, se acordó de  su tierra roja con árboles altos, nunca olvidó su memoria húmeda, pedía a sus dioses  negros, rogaba a Yemayá, y le dolió, le dolió dejar de hablar su propia lengua, se  sintió solo en la madrugada, extrañaba su tierra, su comida, su tribu, su espíritu  andante, ahora encadenado, pero se prometió, nos prometió la libertad, que siempre  ha sido nuestra. 

La América a la que Benkos Biohó llegó no fue descubierta, era una tierra invadida, esclavizada y saqueada por la corona española y sus colonizadores. Arribó a Cartagena,  principal puerto de la época que recibía a las personas africanas esclavizadas. En cautiverio comenzó a servir en las haciendas y suelos rurales que se parecían a los de su tierra lejana y herida. Lo obligaron a trabajar en los patios verdes que le pertenecían a los indígenas, pero que con tanto atrevimiento, esos hombres blancos, llamaban colonias.

Anduvo tanteando el terreno, contando las horas para que el sol se fuera, y luna se  despidiera, mirando la lengua, escuchando el acento, la voz y las muecas de esos seres  blancos que se creían superiores, y un día, aprendió a comprender ese lenguaje, supo  lo que decían, y se perdió por la gruesa vegetación que bordeaba su entorno. Pensó  muchas veces, en cómo haría para hablar otra lengua, una que sus supuestos amos no reconocerían. Y comprendió tempranamente, que la libertad sería colectiva.  

Encontraron refugios lejos de aquella ciudad, rodeada de ciénagas, enterrada en  pantanos, repletos de árboles verdes, y en ese lugar, que ahora es nuestro, comenzaron  las gestas de libertad y cimarronaje. Lejos, en ese espacio montañoso donde se  escuchaba el rugir de los tigres, en el Palenque de San Basilio de Benkos Biohó, otros  Palenques en la serranía de San Lucas, Tolú y en la región de la Ramada, en Santa  Cruz de Masinga, San Antonio de Guachaca y la Sierra Nevada de Santa Marta, donde nació y creció la resistencia de nuestros ancestros, las fuerzas de un árbol, que con  sus ramas unidas y agarradas convirtieron a Biohó en el líder mayor de la lucha  antiesclavista, y como las olas de mar que golpean la orilla de la arena y sus piedras,  resistieron. Se enfrentaron a los españoles que pisaban su tierra sagrada, abrieron  diálogos y reclamaron justicia, exigieron su libertad y la de sus hermanos que había  sido arrebatada, y pronunciaron con firmeza sus derechos, Benkos Biohó los  representaba. 

De pasar a ser un cautivo sometido, esclavizado, Biohó, pasó a caminar libremente  por las plazas de Cartagena, tocó la libertad por estas tierras que negaban su  humanidad y la de sus hermanos africanos, pero el 16 de marzo de 1621 el gobernador  español García Girón ordenó su captura, y nuestro líder libertario fue asesinado y  desmembrado en la plaza pública de esa ciudad.  

Miramos atrás, recordamos su muerte hace 402 años, recordamos su lucha, su  persistencia, y su voz en el palenque de Benkos Biohó, pero hoy, como una vez él nos  prometió, recibimos y abrazamos su legado libertario cada día, desde nuestra  conciencia negra que nació, una vez, en su semilla sembrada, y ahora florecida en la  libertad que eternamente ha sido nuestra.

Biografía 

Señal Memoria: Benkos Biohó y el Palenque de San Basilio:  https://www.senalmemoria.co/benkos-bioho-palenque-de-san-basilio 

Alen Castaño. Palenques y Cimarronaje: procesos de resistencia al sistema colonial esclavista en el Caribe Sabanero (Siglos XVI, XVII y XVIII) Pontificia Universidad  Javeriana (Cali, Colombia). http://www.scielo.org.co/pdf/recs/n16/n16a04.pdf

 

 

Autor
Betty Zambrano Zabaleta