500 años de la Santa Marta Negra: entre el silenciamiento y la disputa por las memorias
Si Santa Marta no reconoce lo negro en sus entrañas de ciudad ni como sujeto político e histórico, estamos a puertas de otros 500 años de silenciamiento. La presencia negra en la ciudad comienza con el arribo de 25 africanos esclavizados cuando Rodrigo de Bastidas se autoproclama fundador de Santa Marta en 1525, fecha que ha desempolvado preexistentes y dado a lugar a nuevas tensiones sobre la narrativa dominante blanca/criolla sobre la cual se concibe y percibe la ciudad a propósito de los 500 años de su fundación y más de invasión hispánica.
En la ciudad ha ocurrido lo que Trouillot (1995), pensador haitiano, denominaría el borrado y la trivialización de la historia negra del primer sitio en Colombia donde las personas africanas fueron esclavizadas. Si lo ponemos en estos términos, la élite y la academia samaria más conservadora se escandaliza, porque ello implica no solo reconocer que junto a los españoles- en planos distantes y desiguales de la existencia y el poder-estaban los africanos, sino también las condiciones inhumanas a las que estos fueron sometidos por siglos y, por último, aceptar que las consecuencias de la colonia siguen operando estructuralmente y que se deben implementar reparaciones históricas-en múltiples dimensiones- a las comunidades afrodescendientes.
Entre tantas cosas, reparar lleva implícito la renuncia de privilegios que a muchos sectores de la sociedad samaria y la institucionalidad de Santa Marta no les interesa hacer como, por ejemplo, darle lugar a relatos que incomodan, subvierten y desmitifican los hegemónicos, es decir, comprender que la memoria y la historia es un terreno que la gente negra también se disputa y su presencia trasciende la visión estereotipada de lo negro en la ciudad.
Lo cierto es que, aunque se pretenda silenciar, luego de la llegada de africanos en 1525 (Sinning, 2002), Santa Marta fue trazada y se ha configurado a partir de las presencias, asentamientos, cimarronaje, destrucción y movilidades afrohistóricas y con ellos, su aporte constitutivo a las identidades, culturas, economía y la vida social y política de la ciudad. Un inicio es la traída de africanos, cuyas cifras son aproximaciones, pues mientras Cartagena era el puerto legal para el comercio de personas esclavizadas, Santa Marta se constituyó como el irregular, posibilitando la entrada de miles de personas africanas y afrodescendientes de las Antillas que no fueron contabilizadas (Sinning, 2002). En 1770, se tiene el número de 3.988 africanos esclavizadas en Santa Marta (Carabalí, 2005), omitiendo a quienes estaban en libertad y a personas negras dispersas en las distintas categorías raciales de la colonia.

A tal punto que, en 1804, la gente negra fue mayoría en la ciudad, como lo informó el párroco de la parroquia de Santa Ana, jurisdicción de Tamalameque (provincia de Santa Marta), anotando que la población estaba conformada por ¨negros y zambos, cuyas costumbres relajadas y perversas inclinaciones no dan lugar al fomento ni esperanza a progreso alguno. Antes por el contrario, como enemigos del buen gobierno se oponen a que haya blancos que puedan emprenderlo”. (Solano, 2014, p. 51)
En tal sentido y en oposición a la colonia y los esclavistas, los negros y negras siempre crearon estrategias para su libertad, así que es en la provincia de Santa Marta donde ocurren las primeras rebeliones negras y el levantamiento del primer palenque conocido como La Ramada (Romero, 1994). Para 1529 en Sinning (2002) y en 1531 en Romero (1994), personas negras del palenque incendian Santa Marta como consecuencia de la primera rebelión en la historiografía colombiana y así otras protagonizados por cimarrones.
De manera permanente y constante, la gente negra en Santa Marta se ha asentado y movilizado desde la colonia y aún después de abolida la esclavización. Algunos de esos momentos tienen lugar a partir de 1882 con la circulación de afrodescendientes de Jamaica y de otras partes del Caribe colombiano como San Onofre (Sucre) y Bolívar para trabajar en el muelle y en la construcción de la vía férrea (Sinning, 2002). Más adelante, la llegada de personas negras de diferentes zonas del Caribe se intensifica con la bonanza bananera y en 1974-1985 con la bonanza marimbera y el impulso del turismo (Sinning, 2002). En nuestra historia más reciente, tenemos que Santa Marta es una las principales receptoras de personas y comunidades negras desterradas por las dinámicas del conflicto armado interno (Comisión de la Verdad, 2022).
De modo que la presencia negra ha sido móvil y constitutiva de Santa Marta. Las llegadas y asentamientos de africanos y sus descendientes estructuran y trenzan hitos de las historias y las memorias plurales de ciudad y en simultáneo, se configura un espacio en relación con las miradas, los conocimientos, las aspiraciones, las formas del lenguaje, las corporalidades, las construcciones materiales, las sonoridades, las músicas y las estéticas de las personas y comunidades negras. En este sentido, lo negro en la historia de la ciudad no se limita a fechas ni lo negro en la cotidianidad se reduce a ciertos barrios donde se concentra la población como Cristo Rey y Pescaito o a expresiones artísticas negras . Es también fundamental descentralizar la memoria más allá de la ciudad, dado que son 500 años de la provincia de Santa Marta, conformada por lo que hoy es Valledupar, Riohacha y una parte de Mompox y Ocaña, así que otras geografías también caben en la memoria del quincentenario.
Reconocer lo negro en Santa Marta abre una vía para recorrer/reconstruir/reafirmar nuestras identidades afrocaribes, entender el porqué de este presente y accionar hacia futuros más dignos si existe la voluntad. Para ello, la élite, la institucionalidad y la sociedad samaria debe admitir que el relato hegemónico ha está en la cúspide de las jerarquías discursivas de la ciudad y que no fue ni es posible la colonización amable y por supuesto, accionar en aras de este principio. Del otro lado del barco, las personas, expresiones organizativas y la ciudadanía en general que halla en sí misma la certeza encandilada del derecho a una ciudad donde realmente haya lugar para la diversidad, debemos seguir dando forma al reclamo y habitar este espacio de ciudad material, simbólico e histórico que nos pertenece.
Si bien la complejidad de la discusión y reflexión de ciudad no se agota en las anteriores anotaciones ni en este año, sí pueden ser clave para propiciar la expansión de las narrativas de una ciudad con larga data de dolores, violencia, pero también de lucha acuerpada, territorializada y ancestral negra. Bien lo teorizaba Trouillot (1995), el borramiento y la trivialización de la memoria negra es una forma de silenciamiento y son los mismos sujetos que no dieron importancia a la existencia del negro quienes siguen contando la historia. Ahora, les corresponde atender el reclamo de la gente negra y otros grupos subalternizados con la digna rabia que agrieta la estructura del silenciamiento.
Imágenes:
La pesca, práctica cultural y económica de la población afrosamaria.
Rueda de Bullerengue en el Gran Encuentro Kaddume 2023, iniciativa para construir memoria negra en Santa Marta.
Conversación Gran Encuentro Kaddume.
Referencias bibliográficas
Carabalí, A. (2005). Génesis y desarrollo histórico de los afrocaribeños. Revista de Antropología de la Universidad del Magdalena, pp. 47-57. https://es.scribd.com/document/463279870/Genesis-y-desarrollo-historico-de-los-afrocaribenos-de-Alexis-Carabali-angola
Comisión de la verdad (2022). Recuperado de https://www.comisiondelaverdad.co/pueblos-etnicos
Romero, D. (1994). Cimarronaje y palenques en la provincia de Santa Marta. Huellas, Número (42), pp.33-43. https://manglar.uninorte.edu.co/calamari/bitstream/handle/10738/91/BDC277.pdf?sequence=3&isAllowed=y
Sinning, E. (2002). Presencia de los negros en Santa Marta. Palobra, (3), pp. 84-93. https://revistas.unicartagena.edu.co/index.php/palobra/article/view/906
Solano, S. (2015). La construcción de los censos de población del Nuevo Reino de Granada a finales del siglo XVIII. El Taller de La Historia, 7(7), pp. 41–99. https://doi.org/10.32997/2382-4794-vol.7-num.7-2015-721
Trouillot, M. (1995). Silenciando el pasado: el poder y la producción de la historia. Recuperado de https://moarquech.wordpress.com/wp-content/uploads/2020/01/michel-rolph-trouillot-silenciando-el-pasado-el-poder-y-la-producciocc81n-de-la-historia-copy.pdf